Auditarse no es una carga
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa acaba de dar a conocer un anteproyecto de ley para que se reduzca, hasta en un 15 %, el número de empresas que se auditan. No porque se auditen muchas: en España lo hacen 73.000 de las 1,3 millones de sociedades; en Galicia, apenas 2.500 empresas se evalúan de las 186.000 registradas. El Gobierno considera que hay que eliminar trámites innecesarios, trabas y cargas a las pequeñas y medianas empresas. Bueno, a las empresas que tengan menos de 50 empleados o facturen menos de 7,12 millones de euros (hasta ahora eran 5,7 millones), que en Galicia son casi todas (el 98,6 %).
Si se trata de aliviar y mejorar el funcionamiento de las pymes, los datos prueban lo contrario. Auditarse no solo no es una carga, sino que mejora la salud, la longevidad, la rentabilidad y el crecimiento de las empresas. Desde el Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España en Galicia (ICJCE Galicia) podemos constatarlo porque lo hemos analizado en diferentes estudios realizados en el 2019, el 2021, el 2022, el 2023 y el 2025 (www.icjce.es/galicia/publicaciones). Los auditores gallegos consideramos que, al contrario, el Congreso de los Diputados debería aprobar una ley que incentive la auditoría. ¿Un engorro? No. Detallo a continuación mis argumentos que constatan que la auditoría es nutritiva para las empresas y para la economía gallega.
1. ¿Qué propone el Gobierno?
Aumentar de 5,8 a 7,12 millones de euros la facturación de una empresa obligada a disponer de una auditoría independiente de sus cuentas; y aumentar sus activos de 2,85 a 3,56 millones. Téngase en cuanta que una empresa ha de tener 50 empleados para estar obligada a auditarse y que de las 186.000 empresas y autónomos empresarios que tenemos en Galicia, 183.700 tienen menos de 20 empleados.
2. ¿Cuántas empresas se auditan?
En Galicia solo se auditan 2.500 de las 73.000 empresas supervisadas en España. Hoy somos 260 auditoras y auditores en Galicia, un oficio basado en comprobar si los estados financieros de cada empresa reflejan (o no) de forma fiel y correcta su situación económica. Es decir, en Galicia ya solo se auditan el 1,4 % de todo el tejido empresarial, como dice el ministerio, un verdadero trauma para las empresas. Por pocas, no por demasiadas, decimos los auditores de Galicia.
3. Auditamos el 88 % de la economía privada gallega
Pero como todas las empresas grandes o medianas (de más de 5,8 millones en ventas) tienen la obligación de auditarse, en realidad nuestro trabajo comprueba y arroja luz sobre el 88 % de la facturación de Galicia y el 73 % del empleo privado. Cada año auditamos en Galicia unos 100.000 millones en facturación empresarial, de empresas que dan trabajo a casi 300.000 empleados.
4. La empresa que se audita vive el doble
Hemos descubierto que la edad media actual de las empresas que se auditan todos los años es el doble (27 años) de las que no se evalúan (15 años). Aún mejor: la mayoría de las empresas gallegas que tienen más de 60 años, se auditan (el 58 %), dato que multiplica por 41 la proporción de todas las empresas gallegas que se chequean.
5. Auditarse es rentable para la empresa
Sabemos, porque lo hemos analizado, que las empresas gallegas que se auditan son mucho más rentables, están menos endeudadas y afrontan mejor las crisis. Yo creo que esta es una conjunción de auditor, pero sobre todo de empresario responsable, que es el perfil de emprendedor que quiere ser auditado aunque no sea legalmente obligatorio.
6. Auditarse es rentable para la sociedad
La auditoría es un excelente control de la economía sumergida, una buena herramienta para conseguir financiación bancaria y una garantía para los accionistas. Téngase en cuenta que, de las 2.500 empresas que auditamos en Galicia, únicamente un promedio de dos al año presentan problemas financieros que no han sido detectados por el auditor.
A los auditores, y a cualquier empresario o emprendedor, se nos ocurren otros 81 trámites, cargas, burocracias ineficientes, retrasos en proyectos estructurales, impedimentos y obstáculos administrativos que generan sobrecostes, que ahogan, aprietan y perjudican la actividad empresarial y su capacidad de contribuir al bienestar social. Cargas que parecen demonizar el oficio de emprender y hacer empresa… Pero ese será otro análisis.
Enrique González es presidente de la Agrupación Territorial 4ª Galicia del ICJCE.