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Situación de la auditoría en España

En España hay más de 20.000 auditores y 1.300 firmas de auditoría. El sector genera un empleo total de más de 30.000 personas. Se emiten al año más de 62.000 informes, fundamentales para, entre otros aspectos, la seguridad de los inversores en miles de empresas, su buen gobierno corporativo y la protección de los derechos de los accionistas. Cualquier deterioro que pueda sufrir la imagen de estos trabajadores o de su labor supone un problema para el sector y para el conjunto de la economía española.

Por estas razones, el Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE) y el Consejo General de Economistas desean poner de manifiesto:
 
- La relevancia que la auditoría tiene para el desarrollo económico, especialmente en un momento en el que la Sociedad española demanda más transparencia a las instituciones públicas y privadas. Que sus trabajos sean rigurosos, y sean comprendidos y respetados no sólo es necesario para los auditores, también lo es para el conjunto de los ciudadanos. Afortunadamente, la mayoría de la sociedad es consciente de que el trabajo del auditor resulta fundamental para aumentar la fiabilidad y credibilidad de la información financiera, como revela que en 2011 –en el punto álgido de la crisis- los trabajos de la auditoría de carácter voluntario representaran un 27% del total de las auditorías realizadas.
 
- Ningún sector, profesión o actividad, debe ser objeto de descalificaciones consecuencia de las dudas que generan actuaciones aisladas –sobre todo si no han sido objeto del pertinente análisis del Supervisor o de un procedimiento judicial- o de filtraciones carentes de rigor.
 
- Numerosos estudios –el más reciente ha sido publicado por la Universidad de Cantabria, en Universia Business Review –muestran la buena percepción que tienen las empresas sobre la utilidad de la auditoría. De acuerdo con este trabajo, para la mayoría de los entrevistados, la auditoría "aumenta la fiabilidad y credibilidad de la información financiera".
 
- La auditoría es probablemente la actividad profesional más regulada y controlada. La aplicación obligatoria de las Normas Internacionales de auditoría, los controles de calidad periódicos (cada 3 ó 6 años), la implantación exigida de sistemas de control de calidad interno, el reporte anual de actividades a los reguladores, etc. son solo un ejemplo del control que se ejerce sobre la auditoría y los profesionales que la ejercen. Además, la auditoría está sometida a numerosos controles preventivos adicionales por parte del órgano regulador, en una doble vertiente: control técnico o investigación –que puede solicitarse a instancia de una denuncia-, y control de calidad o inspección; y de ambos, en caso de incumplimiento, pueden derivarse importantes sanciones económicas e, incluso, la inhabilitación del auditor.
 
- Tanto el acceso a la profesión, para lo que es necesario acreditar 3 años de experiencia; realizar estudios complementarios (master) y aprobar un concurso-oposición; como la formación continuada obligatoria (mínimo de 30 horas anuales y 120 cada tres años), avalan el nivel técnico de los profesionales de la auditoría.
 
- El convencimiento de que la calidad de los trabajos de auditoría es independiente de la dimensión de quien los realiza. En España hay más de 8.000 entidades de interés público (en función de los criterios legalmente establecidos) y sus auditorías son realizadas, bajo un procedimiento especial de supervisión por parte del ICAC, por 261 auditores diferentes: grandes, medianas y pequeñas firmas. Por ello, no se puede afirmar con rigor que la dimensión sea un requisito obligatorio para hacer auditorías de organizaciones complejas. En el mercado de la auditoría las firmas pequeñas y medianas juegan un papel prioritario, y resulta incuestionable su capacidad para llevar a cabo trabajos de auditoría de calidad a un abanico muy amplio de clientes, cumpliendo con los estándares de transparencia y confiabilidad que el mercado exige al sector.
 
- La necesidad de que se investigue de manera rigurosa y con la máxima rapidez posible cualquier indicio de actuación irregular por parte de un auditor y la total predisposición de las Corporaciones de auditores para trabajar en las medidas que puedan ayudar a evitar que estas situaciones puedan producirse.
 
- En momentos como el actual, la actividad que desempeñamos los auditores está siendo fundamental para sentar las bases con las que restablecer la confianza en la información financiera que utilizan los mercados y los usuarios en general.  Además, no hay que olvidar la labor de profilaxis que desempeñan los auditores, que se configura como un valor estratégico para el entramado económico.
 
Creemos que la opinión pública debe valorar nuestro trabajo como corresponde y no de forma mediatizada por las posibles malas prácticas de unos pocos.

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