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La contabilidad según el principio de devengo asegura una mejor gestión de los activos públicos
 

30 de noviembre de 2016.

 
En tiempos de incertidumbre económica, los organismos públicos deben poner especial empeño en tener una rendición de cuentas totalmente transparente y una eficiente gestión de los recursos. Además, los recortes que están teniendo que acometer numerosos países europeos obligan, más si cabe, a mimar las arcas públicas.

Los ejecutivos de las naciones están teniendo que tomar decisiones realmente difíciles y tener unas cuentas anuales completas y fiables facilita mucho acatar las disyuntivas que puedan surgir.

Por ello, muchos países europeos ya están utilizando la contabilidad según el principio de devengo. En contraposición al principio de caja, que identifica los ingresos cuando se cobran y los gastos cuando se pagan, el devengo reconoce estos movimientos contables cuando se incurren en ellos, independientemente de cuándo se registren.

Aunque los estados desarrollan sus propias normas de devengo nacionales específicas, lo cierto es que muchas de ellas se basan en las llamadas Normas Internacionales de Contabilidad del Sector Público (IPSAS).

En un claro esfuerzo por avanzar hacia la unificación de los sistemas económicos de los países miembros de la UE, la Comisión Europea trabaja en la elaboración de las Normas Europeas de Contabilidad del Sector Público (EPSAS). Mientras tanto, la Comisión anima a las naciones a adoptar el sistema de devengo en la elaboración de sus cuentas.

Tanto empeño en hacer de Europa un continente con todas sus economías rigiéndose por el principio de devengo no es baladí. Este sistema de contabilidad pública presenta numerosas ventajas. En primer lugar, requiere el registro de la totalidad de los activos, estén o no en uso, reflejando así un valor que de otra forma no sería tenido en cuenta.

La gestión de los pasivos también es más exacta, ya que deben reflejarse tanto los financieros como nos financieros. En cuanto a los costes, se pueden determinar en un período de tiempo concreto, sabiendo qué esfuerzo económico está suponiendo un proyecto antes de que se produzca el pago.

En materia informativa, el sector público también sale ganando con este método contable. Por un lado, la información que se ofrece a los ciudadanos es mucho más fiel en un momento determinado, considerándose además como una ‘buena práctica’. La información que se ofrece a los inversores en deuda pública también es más completa, pues los tipos de interés pueden determinarse con mayor precisión en base a los resultados económicos y financieros de los gobiernos. De cara a rendición de cuentas a la Unión Europea, tener un sistema unificado por el principio de devengo facilita la comunicación a Bruselas de aspectos como los Presupuestos Generales del Estado o los esfuerzos por el cumplimiento del objetivo de déficit.

Por si todo esto fuera poco, conseguir un sistema contable nacional más eficiente permitiría garantizar el bienestar de los ciudadanos, con una buena cobertura sanitaria o un sistema de pensiones sostenible, por ejemplo.

En definitiva, la adopción de la contabilidad según el principio del devengo traerá múltiples beneficios a España y al resto de miembros de la UE. Aunque la transición pueda resultar complicada, está claro que los políticos y la población necesitan tener información financiera precisa y completa, los primeros para tomar las decisiones adecuadas y los segundos, para saber que su gobierno está haciendo un buen uso de sus recursos.
 

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