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”Ya es necesaria la incorporación a las firmas de un mayor número de especialistas y profesionales de la tecnología”
 

Octubre de 2017.

 
Llevas presidiendo esta Agrupación desde hace dos años. ¿Qué destacarías de tu gestión?
 
Durante estos dos años hemos desarrollado una labor muy intensa de promoción y divulgación entre los jóvenes universitarios del papel de los auditores en la actividad económica y social, así como para transmitirles que la auditoría es una de las mejores opciones para el desarrollo de su carrera profesional. Para atraer este talento a la profesión, entre otras acciones, hemos construido relaciones con las principales Universidades de Castilla y León, hemos llevado a cabo charlas y conferencias en las facultades, y venimos realizando recurrentemente la iniciativa “Auditor por un día”, iniciativa que ya está plenamente consolidada y es muy valorada por los universitarios.
 
Por otra parte, teniendo en cuenta que uno de nuestros objetivos fundamentales es la formación permanente y continua de nuestros miembros, aparte de completar con éxito los planes de formación anuales, hemos renovado y mejorado los medios tecnológicos de la Agrupación para la impartición de los cursos y hemos recuperado el curso de preparación al examen de acceso al ROAC, que en las últimas convocatorias no se había desarrollado en nuestra Agrupación.
 
En vuestra Agrupación, ¿cuáles son los problemas más frecuentes a los que os enfrentáis en el día a día?
 
Los problemas más frecuentes a los nos enfrentamos son similares a los de otras agrupaciones, si bien con las peculiaridades propias de una agrupación pequeña en número y dispersa geográficamente. La demanda fundamental de nuestros miembros es la formación y el principal problema que nos encontramos en ocasiones es que el número de asistentes a cursos de materias muy específicas es muy reducido. Esta dimensión dificulta llevar a cabo algunas iniciativas más ambiciosas.
 
En España comienza a hablarse que estamos saliendo de la crisis. ¿En qué punto se encuentra la economía en Castilla y León y qué papel están jugando las firmas de auditoría en la región?
 
Castilla y León está creciendo a un ritmo menor que el conjunto de España y, por otro lado, es una región que está sufriendo una reducción de su población, año a año. Por otra parte, la crisis económica ha dejado ciertas consecuencias negativas para el desarrollo y crecimiento de nuestra profesión, al haber desaparecido agentes que dinamizaban notablemente la actividad económica. Con la crisis se ha producido una centralización y concentración de los centros de decisión fuera de la región, básicamente, en Madrid y Barcelona o en el extranjero. Han desaparecido las 6 cajas de ahorro que tenían su sede en Castilla y León, las empresas inmobiliarias y constructoras regionales más importantes prácticamente han desaparecido, y empresas significativas han sido adquiridas por grupos multinacionales o han cerrado por decisiones de su central internacional. Todo esto ha hecho que el tejido empresarial de la región esté constituido por un elevadísimo número de empresas pequeñas y medianas.
 
En este escenario, las firmas de auditorías podemos jugar un papel relevante, pues estas pequeñas y medianas empresas están obligadas a internacionalizarse y crecer, y desde el propio gobierno regional se están impulsado iniciativas para ello. En este proceso, la auditoría y la transparencia financiera es vital para desenvolverse en los mercados globales.
 
¿Cuáles son los grandes problemas que están teniendo las firmas de auditoría en Castilla y León y qué soluciones puede haber?
 
Hay algunos problemas comunes al resto de España: la regulación cambiante, excesiva y difícil de entender, que además genera una enorme carga administrativa, lo que está desmotivando a muchos auditores y potenciales auditores; la presión a la baja sobre nuestros honorarios; la atracción y mantenimiento del talento; la alta edad media del auditor ejerciente…
 
En Castilla y León, estos problemas se enfatizan, por las características demográficas y del sector empresarial, con centros de decisión fuera de la región y con muchas empresas pequeñas y medianas, que han visto reducido su tamaño en la crisis. Esto ha provocado una reducción del número de trabajos realizados. 
 
Las soluciones pasan por aprovechar las ventajas competitivas que nos dan la cercanía, proximidad y conocimiento de las empresas de la región, para aportarlas valor añadido en el proceso de crecimiento e internacionalización que necesariamente han de abordar. Hay que comunicarse con nuestros clientes y demostrarles que nuestro trabajo es de calidad y aporta seguridad, confianza y valor. Se trata de que el cliente valore la calidad de nuestros servicios y no solo sea el precio el único factor de decisión.
 
Por otro lado, debemos ser más eficientes y contar con unos buenos procesos y, necesariamente apoyarnos en la introducción y desarrollo de las nuevas tecnologías y en el uso en nuestro trabajo de herramientas cada vez más sofisticadas.
 
En plena era digital, ¿qué cambios debe afrontar el sector y qué tienen que hacer las firmas para adaptarse al nuevo entorno?
 
El sector debe afrontar la transformación de la auditoría y del talento actual. Por un lado, ya es necesaria la incorporación a las firmas de un mayor número de especialistas en tratamiento y análisis de datos, ingenieros de robótica y profesionales de la tecnología. Y por otro lado, esto va a afectar a la evolución y desarrollo dentro de la carrera profesional del auditor. Este tal vez sea el mayor reto, la transformación del auditor, que va a tener que desarrollar su trabajo en un entorno altamente digitalizado y automatizado, y va a tener que ser capaz de gestionar entornos cambiantes e inciertos y de liderar equipos de especialistas multidisciplinares.
 
¿Cuáles son los retos actuales más importantes a los que se tienen que enfrentar los auditores de cuentas?
 
Por ser lo más inmediato, el primer reto es la adaptación al cambio regulatorio y dentro de esos cambios, el más inminente es la nueva normativa para la emisión de informes, pero además, la Ley de Auditoría, su Reglamento y el nuevo modelo de supervisión nos van a exigir un nuevo esfuerzo.
 
Otros retos son la atracción de talento y el rejuvenecimiento de la profesión; la comunicación con la sociedad y la mejora de nuestra imagen; las nuevas tecnologías y la gestión y defensa de nuestros honorarios.
 
Un último reto que puede ser importante en nuestro futuro es la auditoría de las cuentas públicas, en el que España va a la cola de Europa. Ya se ha dado un primer paso con el Real Decreto por el que se regula el régimen jurídico del control interno en las entidades del Sector Público Local.  En este ámbito, el control externo y la auditoría puede contribuir a ser una herramienta que permita dar transparencia, eliminar malas prácticas y, en definitiva, ayudar a la mejora de la gestión pública.
 
Los auditores cobran un salario por hora de trabajo muy por debajo de lo que cobran otros países de la UE. ¿Qué ideas puedes aportar para solucionar este problema?
 
En mi opinión, uno de los factores que incide en esta situación es la presión a la baja que se ejerce sobre nuestros honorarios, ya sea por el cliente o por la competencia, pues también nosotros somos culpables de esto.  En la actualidad, el precio medio la hora facturada se sitúa por debajo de los 60 euros y entre los más bajos de Europa. Ante esta situación, se busca la eficiencia en el coste de las personas.
 
Como ya he comentado anteriormente, debemos defender el valor de nuestros servicios y mejorar nuestros honorarios y, por otra parte, debemos buscar la eficiencia y la rentabilidad en contar con unos buenos procesos y en la introducción y aplicación de la tecnología en nuestro trabajo. Debemos tener en cuenta que, aunque busquemos la rentabilidad, nuestro objetivo debe ser dar un servicio de máxima calidad.
 
¿Cree que los problemas técnicos de la ley actual de Auditoría tienen solución con el nuevo reglamento?
 
Por lo que he podido conocer, tengo la sensación que va a ser un proceso difícil y parece que el ICAC tiene cierta presión en los plazos marcados para la aprobación del Reglamento, lo que va a dificultar la negociación y la consecución de soluciones razonables. Espero que al final impere la sensatez y se pueda dar solución a algunos de los problemas técnicos más relevantes como los relativos a la auditoría de las cuentas anuales consolidadas, independencia o temas organizativos y administrativos. Lo que sí me gustaría es que se consiguiera dar seguridad jurídica a los auditores y que el marco normativo redujera o eliminara las situaciones interpretables o susceptibles de generar indefensión en el futuro.
 
Si te pregunta tu hijo qué es y qué hace un auditor, ¿qué le dirías?
 
Pues le diría que el auditor es una persona cualificada e independiente que, mediante la utilización de técnicas de revisión y verificación, comprueba la información financiera de una entidad con el objetivo de emitir un informe en el que expresa su opinión sobre la fiabilidad de la misma, que se da a conocer a terceros que la puedan analizar o valorar para invertir, comprar, prestar dinero, trabajar...
 
En definitiva, lo que hace el auditor es ayudar al buen funcionamiento de la economía.

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