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Mujeres auditoras: un reto del sector
 
 
“Trabajar en el lugar del cliente te limita la conciliación de la vida personal y profesional, con pérdida de tiempo, más estrés, etc. Hoy en día, con la cantidad de avances tecnológicos, se podría disponer de más flexibilidad horaria y teletrabajo”; “La solución no creo que sea que las mujeres puedan adaptar su jornada, puesto que entonces siempre quedarán por detrás de los hombres (...). Desde mi punto de vista, las jornadas tendrían que ser más conciliadoras para todos, hombres y mujeres, para que la conciliación sea posible para todos y las oportunidades y el trabajo sean más equitativos”; “En el actual modelo piramidal sigue siendo un hándicap poder ir escalando (sobre todo a la parte más alta), puesto que las carreras profesionales están pensadas en un entorno de jornada completa y presencial, lo que representa un desincentivo para el talento femenino a la hora de quedarse más años una vez alcanzada la maternidad”.
 
Estas son solo algunas manifestaciones del sentir compartido que han referido las mujeres auditoras en un estudio elaborado por el CCJCC a propósito de la situación femenina en nuestra profesión de auditoría de cuentas.
 
El testimonio de estas inquietudes femeninas se inserta en una realidad de la práctica profesional delimitada por las siguientes coordenadas: satisfacción bastante alta de la mujer auditora en lo que concierne al trato equitativo en los procesos de contratación, aunque algo menor con respecto a la evaluación del rendimiento, los procesos de promoción y las fórmulas para determinar las retribuciones salariales; y equiparación de la presencia femenina y masculina en las primeras categorías de la carrera profesional y disminución progresiva subsiguiente, para decaer de forma abrupta en la posición de socia. Las mujeres consideran asimismo que siguen siendo necesarias la adopción de medidas focalizadas en la conciliación (en forma de flexibilidad horaria, opción de teletrabajo y adaptación/reducción de la jornada laboral) y la definición de criterios objetivos y transparentes en los procesos de reconocimiento de la tarea.
 
La conciencia colectiva en lo relativo a la equidad de género (en sus múltiples vertientes profesionales, sociales y personales) ha evolucionado en los últimos lustros con la configuración de movimientos más o menos articulados que han operado en los terrenos de la acción política o el activismo y con el logro de hitos tangibles.
 
De hecho, la asunción de las problemáticas vinculadas a la falta de equidad vertebra en la actualidad, en un sentido amplio, las agendas políticas, económicas y sociales transnacionales (véase sino el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 de la ONU: ‘Conseguir la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas’). En cualquier caso, no deja de ser cierto que la traslación práctica de este consenso digamos que mayoritario, al menos en nuestro país, todavía requiere los esfuerzos de todo el mundo, ciudadanía y organizaciones de cualquier tipología y ámbito.
 
Volvamos de nuevo la mirada a nuestra profesión: ¿Cómo es posible que haya seis veces más hombres colegiados que mujeres? ¿Por qué en la categoría de socio/socia las mujeres solo son un 24% del total? ¿Qué origina la escasa presencia femenina en ámbitos de representación institucional y toma de decisiones?
 
Las firmas de auditoría son plenamente conscientes de esta situación y muchas de las más representativas ya se han adherido y comprometido con el Decálogo por la Equidad de Género del CCJCC. Son necesarias actuaciones decididas (que el sector hace suyas) con el propósito de favorecer la atracción y la retención del talento femenino: promoción del personal bajo criterios objetivos; distribución equitativa en políticas de selección de personal; impulso y aplicación de políticas paritarias en la organización interna; fomento de la conciliación laboral y familiar mediante la flexibilidad (en el espacio, el tiempo y los recursos); formación en equidad en el ejercicio profesional; facilitación de herramientas de empoderamiento femenino; y promoción de medidas que incrementen la visibilidad de la capacidad de liderazgo femenino, entre otras.
 
En definitiva, en esta nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la equidad de género sigue conformándose como un gran desafío colectivo.
 
Antoni Gómez es presidente del Col·legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya.

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