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Primer premio IX Edición Las cuentas cuentan
 
LIBRO UNDÉCIMO
 
— Sócrates, ¿podríamos dar paso a un nuevo aspecto de este Estado que estamos intentando desarrollar y no creo que hayamos indagado lo suficiente en él?
 
— ¿A cuál exactamente te refieres, mi querido amigo?—pregunté.
 
— A ése que habla acerca de qué ciencias deben estudiar y formarse aquellos los cuáles son considerados como los “niños de bronce”, como son los comerciantes, artesanos, agricultores… así clasificados en nuestro Estado que estamos construyendo.
 
— ¿Es qué no está lo suficientemente claro? No lo mencioné ni hablé sobre ello ya que resultaba demasiado obvio pero aún así podemos discutir respecto a este asunto. ¿En qué crees que deben convertirse esta parte de nuestra sociedad y cuál es la meta que deben buscar y alcanzar?
 
— En desarrollar de forma correcta su función en el Estado al igual que todos los demás hombres que lo constituyen—contestó.
 
—Así es y, para ello, deben sustentarse sobre la base de una ciencia para realizar correctamente a lo que están llamados a ser.
 
— ¿Cuál es esa gran ciencia de la que hablas?
 
— La realización de cuentas. A través de esta ciencia podrán encontrar el orden y la armonía en su empresa o actividad. Todo su trabajo realizado debe pasar por el filtro de esta ciencia, considerada también como arte, ya que representa balance y orden en los entes sensibles1, además de estar enormemente atada a la economía.
 
— ¿Pero ésta no se podría considerar como una ciencia inferior, ya que se dedica a la organización de materia sensible, la cual es inferior a aquella que no conocemos, como es la que se origina y se acoge en el mundo inteligible2?
 
— ¡Gran razón tienes, mi querido Glaucón! ¿Cómo piensas que se nutren y se alimenta la sociedad antes de llegar a ese tipo de conocimiento superior?
 
— A través de conceptos y materia sensible—respondió.
 
— Por lo tanto, ¿no será necesaria una organización de todas estas realidades sensibles y mantenerlas en equilibrio para así progresar en nuestro proceso de conocimiento?
 
— Sí.
 
— De esto se encargará precisamente la organización de cuentas, o la contabilidad. Gracias a ésta podemos organizar toda nuestra materia de carácter sensible, tanto el capital como posesiones, propiedades y todo aquello que es lo que instituye un estado de forma organizada.
 
— Estoy de acuerdo con tu dictamen.
 
— Pero no sólo son los trabajadores los cuales se nutrirán de esta ciencia. Los gobernantes necesitarán de ella también para hacer funcionar al estado y sus posesiones.
 
— ¿A qué te refieres exactamente, Sócrates?—preguntó.
 
— Los gobernantes tendrán que empaparse de ella porque si no el Estado puede caer en el desorden y la desdicha. Por lo tanto, los gobernantes deberán cuidarse de mantener el orden y las cuentas del estado adecuadas a su actual situación y buscar el equilibrio.
 
— ¿Puede corromperse esta ciencia por su mal uso?
 
— Como todas —afirmé.
 
— ¿En qué sentido?
 
— Me alegra que me formules esta pregunta, mi querido amigo. ¿Recuerdas cuándo hace un momento hablábamos de los tipos de hombres que encabezan los cuatro gobiernos imperfectos?
 
— Sí, lo recuerdo perfectamente.
 
— Entonces podrás decirme qué hombre es el que se deja corromper más por esta ciencia.
 
— ¿Oligárquico?—preguntó.
 
— Así es, Glaucón. Este tipo de hombre que busca nada más que dejarse llevar por la opulencia y dedicarse a recolectar riquezas y objetos valiosos. Él manipulará sus cuentas para poder aparentar ser aún más rico de lo que es y que toda la sociedad pueda apreciar su riqueza. Con esto, el hombre oligárquico habrá corrompido su alma una vez más. Se dejará llevar por la apariencia y los objetos creados a partir de la materia, nunca se dedicará a encontrar lo que proporciona esta ciencia: el puro equilibrio. Su propia naturaleza avariciosa no se lo permitirá.
 
— ¡Qué razón tienes, Sócrates!, no creo que nadie te llevará la contraria en esta proposición. Aunque, ¿Qué pasa con el resto de seres distintos pertenecientes a estos gobiernos imperfectos?, ¿Ellos se dejarán corromper también por la contabilidad y la utilizarán en su forma más oscura y vil al igual que el hombre oligárquico?
 
— No, no tanto como el hombre oligárquico aunque harán mal uso de la contabilidad. El hombre timocrático, movido por los honores y no tanto por la riqueza, usará la contabilidad y obligará de forma absoluta a todos sus súbditos a que hagan sus cuentas y las de su Estado. Les tendrá sometidos y enganchados a realizar las cuentas de forma perfecta. Respecto al hombre democrático, y su forma de pensamiento la cual es la libertad excesiva, no se preocupará por realizar cuentas y ordenar su patrimonio. Acabará sin hacer uso de la contabilidad. Y, por último, el hombre más oscuro, aquel con características tiránicas ya que solo se preocupa por aquellos que fueron los que le llevaron al poder. Será a estos a los que se les presentará un mantenimiento ordenado y balanceado en este caso del Estado y sus posesiones, hasta que se olvide de estas personas y tenga a nueva parte de la población que sea la que le alimente del poder que tanto ansía. Y no se la presentará a aquellos que sea sus aliados sino a los nuevos que le proporcionan poder, así es el hombre tiránico— afirmé.
 
— ¡Qué cruel es la visión de estos tipos de hombres respecto a la contabilidad!.
 
— No sólo a la contabilidad, mi querido Glaucón, sino a todo tipo de ciencias, en general.
 
—  ¿Se podrá aplicar la contabilidad en una familia?
 
— ¡Pues claro! Es la forma más básica, la realización de cuentas en una comunidad pequeña para su orden y su progreso. Todo lo obtenido del trabajo de sus miembros, será almacenado y ordenado contando estos todo lo que poseen, pese a que la familia no sepa que está aplicando la contabilidad de forma consciente. La realizará de forma indirecta, ya que es completamente necesaria para organizar una comunidad, en este caso una familia.
 
— ¿Los hijos de estas familias usarán la contabilidad?
 
— Ellos cumplirán con la función más importante.
 
— Por favor, deléitame con una fantástica respuesta al respecto.
 
— Se dedicarán a realizar un proceso de observación y aprendizaje para ser conocedores de la contabilidad en su futuro y así instruirla a los futuros niños. El proceso de aprendizaje será diario, no será necesaria estudiarlo, sólo observar a uno de sus progenitores día a día llegando de trabajar y organizando todo lo obtenido durante el día, guardándolo y preservándolo en el lugar más seguro de la casa, y al otro tutor realizando las cuentas del dinero para el pago de los tributos para el desarrollo de la unidad familiar.
 
— Estoy de acuerdo con todo lo dicho, Sócrates. Pero hay algo que sigue perturbando mi alma.
 
— ¿De qué se trata, mi querido amigo?
 
— ¿Por qué has calificado a la contabilidad de algo tan supremo como que sea considerada un arte?
 
— ¿Qué es el arte?
 
— El arte es una manifestación del ser humano por la cual se crea una idea que expresa satisfacción en el alma.
 
— Así es, ¿y me podrías explicar por qué relacionamos a las matemáticas con el arte? ¿O la música?
 
— Porque estas armonizan una el universo y puede explicarse con ella las proporciones en la creación del mismo, las cuales son consideradas como perfectas y la otra porque armoniza el alma.
 
— ¿Te das cuenta que utilizaste dos veces la misma idea para expresar lo que sentías por el arte?
 
— ¿Cuál?
 
— La armonía, el dios de la contabilidad al igual impregna ésta en todo lo que toca a la hora de ordenar y de crear equilibrio con las cuentas es la más impresionante expresión de arte, ya que la contabilidad armoniza, si es bien utilizada todo por lo que pasa, crea balance y sensación de perfección y seguridad, por lo tanto es suficiente la razón por la cual se pueda catalogar como arte—afirmé.
 
— Sin duda, no te equivocas.
 
— La contabilidad, a medida que pase el tiempo y las épocas, se irá fortaleciendo. Su rama de estudio será impartida por magistrados y maestros a sus alumnos. Además, el ser humano ansía poder, el poder se le otorga a quien más posee, desgraciadamente, y la contabilidad es muy importante para conservar este “poder” que con los años será más deseado.
 
— La explicación es completa—dijo.
 
 
Alejandro Castro. Primer premio de la IX Edición del concurso Las cuentas cuentan Alejandro Castro Matilla. Primer premio de la IX edición del concurso Las cuentas cuentan 2018.
 
 
Refiriéndose a realidades que son captables con los sentidos, realidades físicas.
Este tipo de mundo se conoce como el mundo de las ideas. Representan realidades no físicas pero perfectas. Según el filósofo griego, no se puede llegar al mundo a través de los sentidos sino del alma.

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